ELOY TIZÓN, DANIEL MONEDERO Y ALMUDENA SÁNCHEZ
¿TRES
AUTORES Y UN ESTILO?
Esta reflexión literaria podría titularse Tres
autores y un mismo placer: escribir francamente bien; por ejemplo, o carambola
a tres bandas o ¿tres plumas y un estilo?, este último tiene algo de western,
me gusta, pero el título lo dejo al libre albedrío de vuestra voluntad.
No sé por qué regla del destino unos
libros nos llevan a otros y estos a otros a su vez y así…, como un
encabalgamiento lector, unos autores a otros. Eso sí, hay minutos que duran dos
páginas y otros que duran seis o siete, no sé por qué sucede eso, por qué le
caben más renglones a unos minutos que a otros, aunque lo intuyo.
“Como un libro es algo incompleto…
(que) se acaba en la mente del lector, que es quien completa el círculo” nos
dice Eloy Tizón en el número 5 Cráteres de Marte, recojo el guante y voy a
intentar cerrarlo a mi manera, la manera de un lector que opina, con el riesgo
que esto supone.
Coincide que los tres libros últimos que he leído
han sido Velocidad de los jardines de Eloy Tizón, Manual de jardinería (para
gente sin jardín) de Daniel Monedero y La acústica de los iglús de Almudena
Sánchez. No sé si ha sido por casualidad o por la voluntad caprichosa del
librero al que le encargué los libros, en distintos momentos, pero que me los
sirvió al mismo tiempo; sea como fuere, el orden de lectura sucedió como antes
he mencionado, respectivamente.
Más allá de las citas o los
agradecimientos, ya sea por los enfoques o el estilo, estos tres libros mencionados
y sus autores comparten líneas comunes de fuerza narrativa y otros vasos
comunicantes que su lectura me ha sugerido. Parece como si navegaran sobre el
mismo mar literario o practicaran submarinismo sobre el mismo lecho marino.
“Uno escribe so, pero no podría hacerlo sin tener cómplices de muchos tipos”
-dice Daniel Monedero en la página 167 de Manual de Jardinería.
Igual que un Zoótropo, al aumentar
el zoom de la lectura y salvando las distancias y las individualidades de cada
cual, me atrevo a decir que sus narrativas tienen mucho en común, y que en
alguna medida son arcos del mismo acueducto creativo o agua del mismo
movimiento literario. Sí, vuelvo a decir que no sé por qué pero unos nombres o
autores nos llevan a otros y nos dejan algunas inexplicables reminiscencias,
quizá porque haya una misma química literaria o herida que los une. “Las
cicatrices también caminan, quiero decir, van con las personas, se mueven” se
dice en la página 19 de La acústica de los iglús, igual que los libros, que nos
acompañan y nos marcan y también nos señalan el camino. Tres autores en
tránsito de convertirse en compañeros de viaje (si no lo son ya) y en líneas de
fuerza de muchos lectores, intuyo y deseo, porque como si fuera un misterio
trinitario los tres apuntan a un mismo dios creativo, comparten resonancias y
ecos, y el uno nos lleva a los otros y viceversa, cada cual con su relevancia
en el tiempo.
Y si cuando leo a Eloy Tizón en
Velocidad de los jardines me queda un regusto a J.D. Salinger, con Daniel
Monedero lo mismo me lleva a Mark Twain que a Franz Kafka o Wislawa Szymborska
entre otros, y en el caso de Almudena me viene a la mente Flannery O´connor. Es
solo un parecer o un automatismo sin profundizar demasiado, entiéndase como un
mero pespunte sin más voluntad de sastre. “Los libros son puntuales. Llegan
cuando uno los merece, nunca antes” –dice Eloy Tizón en la página 25 de
Velocidad de los jardines, igual pasa con los autores y las opiniones, pienso
yo.
Tres autores y tres obras que saltan
sin red para “estallar las costuras” del cuento. “Al cuento, en contra de lo
que se dice, le sienta bien la imperfección y lo roto” –dice Eloy Tizón en su
ensayo Cuentos pluscuamperfectos, quizá porque hartos de lo esférico cada día
hay más lectores que buscan lo excesivo, lo extraño, lo híbrido, lo heterodoxo…
Y si no se hace, si no los hemos leído todavía, hagámoslo, porque una buena
cantera de emociones nos espera. “La literatura que de verdad importa no
simplifica el mundo, sino que lo vuelve aún más complejo, más desconcertante”
–dice Eloy Tizón en el número 5 Cráteres de Marte, quizá como este artículo. Y
en esa línea de fuerza confluyen los tres, con sus distintas intensidades, cada
uno con su respectiva velocidad y modo de contar, pero los tres con la misma
adicción y sorpresa.
“Todo libro es sagrado, si da con el
lector para quien fue escrito” –escribió Jorge Luis Borges. No quiero yo
sentirme tan privilegiado, Dios me libre, pero tengo que reconocer que su
lectura me ha gustado. Y aquí os dejo, humildemente, estas impresiones de
lector, nada más que reflejos. Mucho “compañéxito” y nada de “exisoledad” para
todos.
Custodio
Tejada
4
de mayo de 2017
Opiniones
de lector