Editorial Cuadernos del Vigía. 13 cuentos y 90 páginas.
“O” de Alejandro Pedregosa
Editorial Cuadernos del Vigía. 13
cuentos y 90 páginas.
Convencionales
y clásicos, ágiles y rotundos, estos cuentos son ventanas que dan a un callejón
sin salida, sórdido y terrible. La narrativa de Alejandro se muestra aquí más
poderosa que nunca, llena de sátira y humor a raudales, brilla “con un estilo
preciso y elegante” como nos apunta Jesús Marchamalo en la contraportada del
libro. Este conjunto de cuentos no te dejarán indiferente, son historias
intensas para lectores atentos. El vértigo de la prosa puntiaguda con la que
están escritos no permite demoras ni despistes, sino agudeza e ingenio para
terminar de interpretar y concluir su trama en la mente del lector, ya que a
éste se le exige un papel activo. Todos los cuentos te zarandean y sobrecogen
con unos giros finales que sorprenden y
resuenan como tracas en la conciencia.
No
escribe memeces, la crítica social y el humor agridulce son las llaves que
abren y cierran estos cuentos, y a los que se les puede encontrar alguna
pretensión moralizante, eso sí, desde la mirada genuina de Alejandro. No deja
títere con cabeza, haciendo desfilar por su pasarela a intelectuales, clérigos,
políticos… Y estoy convencido de que la rebeldía de Alejandro Pedregosa y su
talento literario le llevará a vender muchos libros sin tener que acudir al
prestamista Domingos Peres (página 45) y sin tener que vender su alma.
Con
la lectura “juntos pasamos momentos de maravillosa intimidad” nos dice en la
página 65, ya que convierte a los lectores en confidentes. Al leer sus cuentos
descubrimos que “todos los caminos conducen a un certero final” muchas veces
desconcertante. Y es que Alejandro es quien “lleva la voz cantante” en todos
los relatos, y te imaginas su “media
sonrisa desdentada tan llena de complicidad e inteligencia” como se nos dice de
Patronio en la página 80.
En
alguno de sus relatos, con diferentes niveles narrativos, nos encontramos con algunas
palabras que actúan como vasos comunicantes de distintos planos (o sinestesias
temporales) entre el pasado y el presente, entre la ambientación histórica del
cuento y la actualidad más contemporánea y contundente, uniéndolas. Porque “en
su esclavitud (de autor) se funda nuestra libertad” de lectores, y es que “los
cuentos… tuercen la voluntad de los hombres” se nos dice en la página 88.
Porque el autor, que también es poeta: “Amaba/ama la libertad y los versos
clásicos con el mismo vigor que odiaba/odia las tropelías de nuestros
gobernantes. Creía/cree que el mundo se podía/puede cambiar y que (él), en última
instancia con (su) pluma, era/es uno de los elegidos para semejante propósito.”
Dícese en la página 43.
Cuando
Alejandro Pedregosa escribe “emergen unas palabras tan duras y severas que,
misteriosamente provocan un silencio inesperado” (página 81), un silencio
reflexivo. Tiene oficio de corsario al enterrar su tesoro entre líneas y sabe
captar la atención del público. En la página 68 se pregunta: “¿y el arte?,
¿dónde queda el arte?; pues aquí mismo, no hay que ir más lejos, en este puñado
de cuentos que es “O” podemos encontrar el arte en estado puro. Y que conste
que yo no quiero ser “propenso a la exageración y a la milonga fantástica”.
Custodio Tejada (12 de mayo de 2017)
Opiniones de lector
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