TRAIGO NOCHE EN LOS ZAPATOS de Andrés Ortiz Tafur. Por Custodio Tejada
TRAIGO
NOCHE EN LOS ZAPATOS de Andrés Ortiz Tafur poeta afincado en Cortijo Viejo
(Santiago-Pontones) en la Sierra de Segura. Poesía. Ediciones de la Isla de
Siltolá. Sevilla 2023. 97 páginas y 62 poemas repartidos en tres partes.
Liternatura en estado puro.
Si
escribir un libro y publicarlo es otra forma de salir de la zona de confort y
de ponerse a los pies de los caballos, dar la opinión lectora a pecho
descubierto es otro tanto de lo mismo, quizá más inconsciente si cabe. Es un
deporte de alto riesgo.
Con
el marchamo de “bestseller” y Premio Nadal 2023 (5ª edición ya de su libro
“Nosotros” y más de 40.000 lectores) Manuel Vilas asegura dice remarca en una
entrevista para el periódico Granada Hoy, disfrazado de sepulturero, que, “la
poesía no tiene lectores, es un género muerto. Está muerta y enterrada porque
no le interesa a nadie salvo a los eruditos (los eruditos que son poetas),
aunque a veces algún libro se salva.” Así que leeré este poemario de Andrés
Ortiz Tafur con cierto complejo de médico forense o de lector “homeless”
pariente de los Hermanos Fossores. Valga mi lectura como otra autopsia, no tan
lozana, cinematográfica y vivaz como la que Andrés Ortiz Tafur nos regala en la
página 90 con el poema titulado Pensaba en mi autopsia.
Jorge
Luis Borges advierte que “cuando uno extraña un lugar, lo que realmente extraña
es la época que corresponde a ese lugar; no se extraña los sitios, sino los
tiempos”. Henry David Thoreau escribió: “Fui a los bosques porque quería vivir
deliberadamente y enfrentar solo los hechos de la vida y ver si podía aprender
lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo
aquello que no fuera vida”. Y todo esto es lo que nos ofrece Andrés en sus
textos.
Un
artículo publicado en Zendalibros titulado ¿Qué es la liternatura? y firmado
por Ramón J. Soria dice: “Se trata de una literatura del yo, pero en la que el
narrador no es el centro ni es protagonista, sino un animal más que está,
observa, siente y también cuenta, narra, relata. Puede ser un monólogo interior
con aroma diarístico, pero también un diálogo con los seres animales y
vegetales del entorno y, sobre todo, un diálogo cómplice con un lector que está
al otro lado y saben avisado, cercano, entendido. Todos escriben saboreando el
tiempo, la curiosidad, la recuperación de lo sensitivo que habían olvidado…”
“En liternatura sobro todo importa y es original el cómo lo cuentan. Los
autores explican detalles naturales, científicos, pero también subjetivos,
poéticos, minimalistas. Rompen o diluyen
las fronteras entre lo civilizado y lo salvaje, lo cultural y lo instintivo”.
Fue Gabi Martínez quien españolizó el anglicismo “nature writing” como
liternatura. Y en otro artículo publicado en Valenciaplaza.com, titulado
“Nature Writing” y firmado por Marta Moreira leo en boca de la poeta Luci
Romero que “una de las cosas que me fascina de este género es lo flexible que
es. Abarca, y a veces mezcla, narrativa, ensayo, poesía, diarios y crónicas, y
toca muchísimos temas desde el punto de vista filosófico, científico,
autobiográfico o político. Pero sobre todo creo que su principal valor añadido
es que nos ayuda a recuperar la capacidad de mirar… El valor de lo local es
otra de sus características esenciales”. Además Luci Romero tiene una teoría
sobre la causa por la que la liternatura tardó tanto en cuajar en España: “la
despoblación rural fruto del desarrollismo franquista a partir de los años 60
estableció una imagen negativa del mundo rural, asociada a la miseria y la
escasez. Solo recientemente ha empezado a verse como algo más positivo. Ahora
se está poniendo más de moda la idea de la vuelta al campo… lo más importante
es aprender a observar de nuevo”.
Cuando
uno abre un libro es como si nos asomáramos por una ventana abierta al campo y
al horizonte, cada observador lector podrá fijarse en una cosa distinta, pero
todos estarán viendo lo mismo, o sea, el paisaje que habita tras la ventana.
Cada mirada es parte indisoluble del paisaje. Escribir o leer es una forma como
otra cualquiera de ubicarse en el mundo.
Javier
Esturillo dice en El Nuevo Observador que “Andrés Ortiz Tafur se confiesa en
Traigo noche en los zapatos. El escritor linarense presenta su último libro
marcado por la personalidad de un tipo que utiliza cada renglón como mercromina
para las heridas del tiempo”, “en este último encargo vuelve a brillar la
calidad de narrador en el que transforma en relato poético” la memoria. Xenia
García comenta en la contraportada que el autor dibuja en este libro “una
orografía de paisajes perdidos y por perder (espléndidos, sí, pero también
tiranos) que transcienden la nostalgia celebrando con honestidad y lucidez
poética las esquinas de nuestra memoria”. El poeta Álvaro Hernando apunta que
“en literatura, en la vida, se puede llegar a la sabiduría aceptando que uno no
ocupa lugares, sino tiempos. Ortiz Tafur, escéptico entusiasta, compone este
cuaderno de bitácora entre lo iluminado y las sombras que nos habitan”. En
Diario Jaén Sonia Jiménez Tirado escribe que “es un libro, pero bien podría ser
un puente colgante de nostalgias y realidades entre ayer y mañana, escrito
desde un hoy lúcido y consciente”. Santos Doval Vega, gran lector, corrector y
amigo del poeta escribe en su muro de Facebook que “lo primero en lo que me
fijé, cuando lo leí por primera vez, fue en que me reconocía en muchas de las
experiencias vitales que narra Andrés en él. Siempre que leo poesía me parece
estar adentrándome en la intimidad del autor, es como espiarlo. Voy leyendo
como un susurro, como pidiendo perdón por estar, como si eso que tengo entre
las manos se lo hubiera robado al autor. Por eso me parecen siempre los poetas
unos valientes, que se muestran desnudos ante los lectores… Y luego está la voz
narrativa de Andrés, con la que yo me siento cómodo, en la que es un placer
dejarse llevar”. José Luis Morante publica en su blog Puentesdepapel56 que
“Traigo noche en los zapatos recuerda en su comienzo una certeza: en el
discurrir existencial no hay regreso, todo es una senda de sentido único, con
frecuentes apeaderos de extrañeza, dolor e incertidumbre, donde reserva sitio
la ausencia. Así cobra sentido un discurso poético sosegado y plural que
percibe la intimidad como acuciante venero argumental”. “Coloquial, intimista y
cercano al discurrir biográfico, el libro abre una exploración de la propia
identidad entre la memoria y los sueños”.
Traigo
noche en los zapatos de Andrés Ortiz Tafur. Ediciones de la Isla de Siltolá.
Sevilla 2023. 97 páginas y 62 poemas repartidos en tres partes. La primera
titulada Nuevo Catecismo con 21 poemas, la segunda titulada Fogata con 20
poemas y la tercera, Traigo noche en los zapatos, que da título también al
conjunto, con otros 21 poemas. Poemas escritos en verso libre o prosa poética,
de 4-5-6-7 8-9…17-18-19 sílabas. El poeta atrapa la poesía en la telaraña de
sus versos con un tono coloquial y sencillo. Al leer a Andrés Ortiz Tafur
podríamos pensar que estamos leyendo a un “nature writer” de casta y encuadrar
su escritura dentro de la liternatura. Su escritura bebe de una literatura que
disfruta y se nutre de la vida cotidiana y los recuerdos, de la naturaleza,
crítica con la sociedad de consumo y con la estresante vida urbana; que se hace
eco y sinopsis de la España vacía y donde el asombro y la contemplación se
convierten en brújula.
Que
Andrés Ortiz Tafur es hijo del deseo y de su tiempo ya lo sabíamos, que se
mueve como pez en el agua del pensamiento líquido y fragmentario también.
Dotado de una gran habilidad para reflejar la realidad y darle un toque de
documental lírico lo demuestra en cada uno de sus textos. Para el autor
escribir es una forma de ser y de estar en el mundo, de vivir su día a día y
compartirlo con nosotros en una especie de litereucaristía a lo Jean-Baptiste
Grenouille y su perfume. Se sacramentaliza por nosotros sus lectores. La voz de
su consciencia, que se hace consciencia de todos, atraviesa como un relámpago
cada uno de sus poemas y todo el libro. “¿qué desazón es esa/ capaz de
convencernos de que resulta lícito/ quitarle el abrigo a otro para paliar
nuestro frío?” –leemos en la página 20.
Traigo
noche en los zapatos son un conjunto de pisadas, un compendio de poemas huella
que trazan un itinerario vital, una militancia, una batalla, un fuego, una luz
que da sombra, una resistencia. “Sin embargo, sobre todas las cosas,/ de los
peces nos sorprende su falta de memoria,/ su necesidad de olvido” –recita en la
página 56. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que Andrés Ortiz Tafur
escribe “a lo Walden” en un entorno de naturaleza salvaje como es Santiago-Pontones
y Cortijo Viejo, enclavado en el corazón de la Sierra de Segura, como un
auténtico “nature writer”. Lo podemos ver en su espléndido poema “Sierra
Profunda” de la página 50. También en otros versos como “Cada tarde,/ desde una
de las ventanas/ del edificio en el que trabajo, veo un caballo blanco/
merodear por la era del pueblo… que sueña con la libertad de una era” ; “Vivo en uno de esos parajes en los que la
altura y el viento se afanan inútilmente en descabezar a los árboles”; “con
toda la atención prestada al horizonte/ me he visto tras las montañas, sin
vértigo ni ciudad,/ en otro campo en el que los leones aún siguen durmiendo”;
“Y ahí estaban:/ el perro,/ las cabras,/ los pájaros,/ el silencio”; “El pueblo
es un punto claro/ con un denso bosque dentro”.
Otros
verán otras cosas, porque por suerte la poética de seda que Andrés Ortiz Tafur
despliega en sus escritos es variada y se adapta a cada cual según su mirada.
Léanlo hoy mejor que mañana. Andrés Ortiz Tafur es un autor en estado de
gracia. La poesía está más viva que nunca.
Custodio
Tejada
Opiniones
de un lector
Mayo de 2023
http://custodiotejada.blogspot.com/
EN TODOLITERATURA
https://granadacostanacional.es/traigo-noche-en-los-zapatos/
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