EL EXORCISTA DEL PAPA. Una película de Julius Avery. Por Custodio Tejada
THE POPE´S EXORCIST
OPINIONES DE UN ESPECTADOR. Por Custodio Tejada.
EL
EXORCISTA DEL PAPA. Una película del australiano Julius Avery. Nacionalidad:
Estados Unidos. Productora: Screen Gems. Productores: Michael Patrick
Kaczmarek, Jeff Katz y Doug Belgrad. Año 2023. Duración: 103 minutos.
Guionistas: Chester Hastings, Evan Spiliotopoulos, Michael Petrone, R. Dean Mac
Creary. Fotografía: Khalid Mohtaseb. Música: Jed Kurzel. Género: Terror.
Distribuidora: Sony Pictures. Para mayores de 16 años. Presupuesto: 18 millones
de dólares. Lleva recaudados más de 70 millones de dólares, la mayoría fuera de
los Estados Unidos. Estrenada en España el 5 de abril de 2023. Reparto: Russell
Crowe (padre Gabriele Amorth), Laurel Marsden (Amy), Alex Essoe (Julia), Carrie
Munro (Adela), Daniel Zovatto (padre Esquivel), Peter Desouza (Henry) y Franco
Nero (El Papa). Presume y nos la venden como “inspirada” en los archivos reales
del Padre Gabriele Amorth, exorcista jefe del Vaticano (concretamente en sus
libros de memorias: “Un exorcista cuenta su historia” y “Un exorcista: más
historias”). Rápidamente comprobamos que no es así, que tiene un currículum
oculto. Grabada entre Irlanda y Roma, nos presentan la trama situada en una
Castilla con mar, frondosa y verde como no es. Lo que demuestra la falta de
rigor y el desconocimiento de España. Da para mucho más que un cine fórum. Es
una película adoctrinadora que incide una vez más en los tópicos
negrolegendarios, que tergiversa los hechos y la historia, y que fomenta la
hispanofobia y la catolicofobia. Realmente es una apología de la leyenda negra,
aunque EE.UU. y Hollywood ya nos tienen acostumbrados a esto. Quizá su nuevo
imperio global “AUKUS” todavía lo necesita para seguir imponiendo su hegemonía
mundial y especialmente para seguir devorando a la hispanidad y al catolicismo.
Hay
quienes buscan la provocación y la polémica a caso hecho porque así el éxito y
la taquilla funcionan mejor. Hollywood sabe que el tratamiento de ciertos temas
le reporta no solo beneficios económicos de una forma fácil, sino también
beneficios de propaganda y de supremacismo cultural, que son más rentables
todavía aún. Lo que verdaderamente nos incapacita a los hispanos es creernos lo
que nos cuentan. Eleonor Roosevelt decía que nadie podrá hacerte sentir
inferior sin tu consentimiento. Y como la libertad de expresión vale para
todos, y ellos la han usado, yo voy a ejercer la mía.
Otra
película de Hollywood, estadounidense o useña, que vuelve a las andadas. ¿Será
por deformación protestante, por deformación imperialista, por deformación
anglosajona o por deformación “progresista” por lo que el cine norteamericano o
anglosajón, preferentemente, enfoca y proyecta una y otra vez los mismos
tópicos y las mismas fobias? Máxime cuando hay suficiente historiografía como
para dar un salto y hacer justicia histórica comparada, salvo que necesiten que
siga habiendo río revuelto porque siguen buscando la ganancia de los pe(s)cadores.
O sea, la sumisión cultural, y por tanto económica, militar, política… En “PressReader.com”
leemos que el premier británico Rushi Sunak ha decidido agitar la guerra
cultural en el Reino Unido nombrando a Arif Ahmed, profesor de Filosofía de
Cambridge, como director de Libertad de Expresión, y éste promete defender “la
libertad de expresión desde todos los puntos de vista para que todos se
beneficien”, o “No estamos hablando de ideas partidistas, sino de valores que
son fundamentales para nuestra civilización”.
“La película comienza con una madre
estadounidense mudándose con sus dos hijos a un castillo antiguo en España,
donde el niño es poseído por el diablo”. En la misma Wikipedia podemos leer:
“Amorth encuentra un pozo que lleva a un complejo subterráneo debajo de la
abadía, sellado por la Iglesia por su peligro demoniaco. Se entera de que un
fundador de la Inquisición española fue poseído mientras realizaba un
exorcismo, infiltrándose en la Iglesia para cometer atrocidades en nombre de
Dios, incluyendo la Inquisición misma”. Antes, más al comienzo, una cita del
Padre Amorth abre la película para darle casi un rango de documental, que por
supuesto en absoluto tiene. “Cuando nos burlamos del diablo y nos decimos a
nosotros mismos no existe, es cuando él es más feliz”. La cita parece
providencial. Y podría referirse perfectamente a la leyenda negra. Yo creo que
cuando Henry Kamen dice que la leyenda negra no existe y le creemos, es cuando
él y otros son más felices.
Ana
Sánchez de la Nieta nos la presenta en Aceprensa como “una película de terror
que contiene, sin embargo, la extraordinaria biografía y personalidad del padre
Gabriele Amorth”, así, a bocajarro. Pero va más allá de eso, y ni siquiera eso.
Engaña al espectador. Disfrazada de una película que parece rendir homenaje al
Padre Gabriele Amorth, un sacerdote católico que realizó más de 60.000
exorcismos y que fue el principal exorcista del Vaticano de 1986 hasta su
muerte en 2016, lo que realmente hace es un ataque contra la Iglesia Católica y
contra España y su historia (casi una enmienda a la totalidad, cosa que no
hacen con ninguna otra historia de ninguna otra nación, cuando tienen intolerancias
religiosas con mejores posibilidades y cifras más elevadas y documentadas
historiográficamente que las que aquí pretenden inculcarnos).
Si
buscamos por Internet lo que piensa la Iglesia Católica de la película,
encontramos en “nacionflix.com” que “la película presenta a la Iglesia Católica
como poco confiable, y que el ambiente del Vaticano está pintado con un efecto
similar al de “El Código Da Vinci”, para inculcar en el público la duda sobre
quién es el verdadero enemigo”, o, “la Asociación Internacional del Exorcista
ha declarado que el contenido de la película critica la historia de la Iglesia
y toca el tema de los abusos sexuales, lo que ha generado descontento entre sus
miembros. Además, han acusado a la película de tergiversar y falsificar la realidad
histórica del exorcismo”.
El guion
cinematográfico conduce hasta un momento crucial que, aunque parece pasar
desapercibido, va dirigido subliminalmente al cerebelo del espectador. El
argumento y la trama llevan un mensaje implícito y explícito al mismo tiempo.
Sobre el minuto 59 aproximadamente escuchamos: “Esto no es por el niño” (y
Russell Crowe alias Amorth se dirige a un pozo que hay en la entrada del
castillo, que tiene el sello del Vaticano) y dice: “Este sitio ya provocó
problemas a la Iglesia anteriormente”. “¿Qué es eso? ¿Lo reconoces?” –le
pregunta al padre Esquivel. Y continúa diciendo: “Es el símbolo de la
Inquisición española, el periodo más oscuro de la historia de la Iglesia”.
“Esas son las víctimas de aquellos que no se convirtieron” (y nos ponen una
montaña de calaveras al estilo azteca, como si fuera una versión nueva del
videojuego Ecumene Aztec. Por estos lares las cosas no suceden por casualidad). Y ya sobre el minuto 66 aproximadamente
escuchamos: “en el año 1475… En Segovia… un monje poseído…” (hace referencia a
Tomás de Torquemada). “El fraile fue el que convenció a la reina Isabel de la
necesidad de una Inquisición, eso significa que desde el momento que fue
poseído… todo lo que vino después fue obra del diablo, siglos de tortura, de
preocupación y dolor… y se hizo en nombre de Dios por el diablo. La Iglesia lo
encubrió. Vuestros pecados os alcanzarán.” Sí, sí, manda caracoles. Su rigor
histórico es como para morirse de risa si no fuera porque nos lo creemos. Y
presumen de estar basados en hechos reales y en los libros del Padre Amorth.
Menuda enmienda a la totalidad de la historia y la identidad de un país, y se
quedan tan panchos. Una falta de rigor, respeto y una muestra de desprecio
superlativa que se esconde detrás de la libertad de expresión. Hasta podría
interpretarse como una apología de la hispanofobia y la catolicofobia. Eso no
lo harían en los mismos términos con su órbita protestante ya sea anglicana,
luterana o calvinista. Cuando sería desde la historia comparada más exacto y
escandaloso. ¿Se atreverían a insinuar o a tratar igual que a Torquemada a
Lutero, Calvino, Oliver Cromwell y sus territorios, o a Carlos IX de Francia, o
al Cardenal Richelieu…? Por supuesto, tampoco lo harían contra judíos o
musulmanes. Dan ganas de recurrir a ese filósofo cómico español tan ocurrente
como es José Mota y decirles a todos: ¡Vayan ustés a la mierda! Y sacar una
claqueta de cine que dijera: ¡Laughs and claps! Cuando esto pasa, donde más les
duele es en la taquilla, no viéndola. Y si la vemos, practicando un cine fórum
para aprender de sus trampas y compartirlo. Callar o mirar para otro lado es lo
peor que podemos hacer.
A
la película la salva la gran interpretación de Russell Crowe, sin él la
película se habría desinflado de inmediato. El film, con una iconografía propia
del género de terror y con el suspense necesario para tener entretenido al
espectador, tiene buenos efectos especiales y los tópicos de las películas de
exorcismos. El maquillaje de caracterización también llama la atención. En el
argumento, con algunos toques de humor en las batallas contra los demonios,
podemos oír incluso que “al diablo no le gustan los chistes”. Hubiera estado
bien que cuando vino Russell Crowe al programa televisivo El Hormiguero de
Antena 3, para promocionar la película, Pablo Motos o quien fuera le hubieran
preguntado ¿por qué siempre el cine de Hollywood y sucedáneos tienen un deje
tufo de leyenda negra e hispanofobia? Uno está cansado de que usen la pantalla
del cine o de la televisión como un cuadrilátero boxístico de batalla cultural
permanente contra lo católico y contra España. Y también estamos cansados del
silencio cómplice o cobarde de los que tendrían que velar por eso y no lo hacen.
Dice
la ensayista María Elvira Roca Barea: “Durante las guerras de religión aparecen
varios tópicos que han continuado vivos hasta el día de hoy, por supuesto la
interioridad moral asumida por todos… El hecho de que no hubiera libertad religiosa para los católicos
en el lado protestante no transforma a los partidarios del protestantismo en
intolerantes”. (Saben venderse y tienen un doble rasero del que no siempre
somos conscientes –esto lo digo yo). “O sea, si eres un protestante que
persigue a un católico es porque eres un moderno y eres partidario de la
libertad religiosa. Pero si tú eres católico y persigues al protestante es
porque ¿cómo vas a actuar de otra manera? Si vives preso en las tinieblas del
catolicismo. Desde ese momento, se va amueblando en Europa y el mundo la idea
de que la persecución del catolicismo, la intolerancia frente al catolicismo,
la represión del catolicismo no es represión e intolerancia, sino una muestra
de modernidad. Y como tal ha recorrido esta idea siglos, y sigue viva. Por
supuesto, la intolerancia absoluta del católico se demuestra en España, buque
insignia del catolicismo y su “horrible” inquisición. Y es verdad que hubo
inquisición, pero no fue nunca el enorme monstruo que fue capaz de generar
cientos de miles de muertes que la propaganda protestante se empeñó en crear, y
consiguió mentalmente imponer, tanto en la literatura española y en otras. Todo
lo que hay en Europa en aquella época es intolerancia religiosa. La tolerancia
religiosa en la historia es un fenómeno
que tiene cinco minutos. La pregunta sería ¿cómo se gestiona la
intolerancia religiosa en cada uno de los territorios de Europa? Y desde luego
la gestión que hace la Inquisición española de la intolerancia religiosa es mil
veces más respetuosa con la vida humana, con las personas sospechosas, desde el
punto de vista del derecho procesal que lo que se hace en el lado protestante.
La Inquisición desde ese punto de vista es un avance extraordinario. ¿Y esto
por qué no lo estudiamos así? ¿Por qué hay que llegar hasta 1976 para que
conceda Gustav Henningsen, que es danés y nos certifica que somos buenos, y
estudiase las 44.000 causas que están archivadas en la Suprema y descubriera
que solo hay 1300 muertos en siglos? Solo en La Noche de San Bartolomé (solo en
París mataron más de 2000 hugonotes, y entre 5000 y 10.000 en el resto de
Francia) provocó más muertos que la Inquisición en toda su vida, pero no han
contaminado la historia de Francia. Solo las represiones de la primera hora del
luteranismo provocaron más muertos que la Inquisición en toda su historia, y
sin embargo, allí la Inquisición está
convertida en el monstruo que no fue y convertida en algo que ha contaminado la
historia de España. De hecho la inmensa mayoría de los europeos cree que solo
existió en España, que es un asunto español, y que la inventan los españoles. Y
estoy hablando de los europeos con un nivel superior de estudios. Pero la
leyenda negra es un fenómeno de opinión pública que no se modifica si nuestra
propia gente no hace valer la historiografía que desmiente esa leyenda negra”.
Si nos descargamos de Internet el PDF que hay en “dialnet.unirioja.es”:
Príncipe de Viana, separata “Archivos e historiografía de la Inquisición
española (Gustav Henningsen) podemos leer: “Esa desatención ha distorsionado
nuestra idea de la Inquisición, de manera que parece que la institución
perseguía fundamentalmente a minorías religiosas. En realidad, la suma de los
judíos, los moriscos, los protestantes y los alumbrados constituían solamente
el 40% de las víctimas, el otro 60% recibían condenas por delitos menores. Las
estadísticas indican que, en contra de lo que se suele creer, la Inquisición
era más activa con sus correligionarios, los “cristianos viejos”. Esa, al
menos, es la conclusión a la que se llega en un estudio estadístico (descrito
en el trabajo de J. Contreras y G. Henningsen) que ha analizado hasta ahora
44.000 casos en las relaciones de causas de diecinueve de los veintiún
tribunales durante el periodo de 1450 a 1700”. Trevor
Davies dice sobre la Inquisición española que “juzgada por las normas de su
tiempo no fue cruel ni injusta en sus procedimientos o en sus penalidades. En
muchos aspectos fue más humana que casi cualquier otro tribunal europeo”. Pedro
Insua en su ensayo “1492. España contra sus fantasmas” nos dice que “por
supuesto, esta visión negrolegendaria es mucho más atractiva literaria y
cinematográficamente (sobre todo es más versátil y da más margen a la fantasía)
que la realidad histórica”. “No es un tribunal, pues, que persiga al judío
(sobre el cual no tiene jurisdicción), sino que busca descubrir al cristiano
que judaíza… y lo hace fundamentalmente para neutralizar en el plano
institucional las acusaciones falsas y persecuciones procedentes del arbitrio
popular sufridas por los conversos”. Pero ya sabemos aquel dicho: cría fama y
échate a dormir, o aquella máxima que se le atribuye a Joseph Goebbels: “Una
mentira repetida mil veces se convierte en
una verdad”.
En una entrevista que le realiza “Fangoria.com” titulada
“Pulp horror: Julius Avery on the Pope´s exorcist” y firmado “by Richard Newby”
le preguntan al director de la película: “Me encanta Overlord, pienso que esa
película tuya, junto con esta, comparten ciertas perspectivas temáticas en
términos de estas organizaciones en las que las personas confían para enterrar
estos monstruos secretos. Existe un vínculo entre el fanatismo religioso de la
Inquisición y la ideología Nazi, en términos de querer transformar a las
personas y doblegarlas a su voluntad. ¿Eras consciente de eso?” Y el director
Julius Avery le contesta: “Personalmente lo que me entusiasmó del proyecto fue
que, creas en estas cosas o no, demonios o lo que sea, pensé que era realmente
interesante porque era un trabajo real. Y asumir el mal en ese sentido que
estás hablando es algo que siempre me ha atraído de alguna manera. No estoy
seguro de cuánto, creo, pero me parece fascinante que la ciencia pueda explicar
el 98% de las cosas, y hay un 2% que no podemos explicar. Y solo por pasar a mi
lado pulposo por un segundo, me encanta la idea de dos depredadores luchando.
Russell me va a odiar por decir esto, pero ¿Quién no quiere ver a Gladiator
enfrentándose al Diablo? Risas”. Al entrevistador podríamos sugerirle que ya
puestos a buscar vínculos como pretende, que podría hacerlo en su área
geográfica y mental que es lo más lógico, podría entroncar el nazismo con el
Acta de Supremacía de 1534 de Enrique VIII de Inglaterra contra los católicos y
otros, y lo que pasó en años sucesivos, la noche de San Bartolomé en Francia, o
con el racismo científico que arranca del siglo de las luces, con Friedrich Nietzsche
y su superhombre, con el antisemitismo visceral de Lutero, el fanatismo
sangriento y cruel de Calvino o con el supremacismo racista anglosajón que
históricamente ha expandido por donde ha ido pasando. Parece más lógico el
vínculo y la línea directa de influencia que puede haber con los Nazis que
buscar en otras latitudes, ya puestos a buscar vínculos y relaciones “en
términos de querer transformar a las personas y doblegarlas a su voluntad”, me
refiero, como dice el entrevistador de Fangoria. Pero usando un término
futbolístico es mucho más ventajoso para sus identidades e intereses tirar
balones fuera. En Athletistic.com leemos que desde la productora dicen que
“estamos haciendo una película sobre religión y creo que todo lo que se diga
sobre religión, va a generar una molestia. Habrá gente que no le guste o que
diga que no es una buena representación, pero cada uno tiene su propia opinión”.
¿Qui prodest? ¿A quién beneficia y a quién perjudica una película como esta,
que vierte tanto sesgo ideológico y adoctrinamiento? ¿Y por qué siempre en el
mismo sentido y contra los mismos de siempre? Hernán Ferreiros en
“lanación.com.ar” escribe que “el film de Julius Avery camina al filo del
absurdo y del desinterés, quitándole rápidamente a la historia cualquier
pretensión de realidad”
Al
director Julius Avery el padre Amorth le recuerda Harry el Sucio o a Colombo.
El propio padre Amorth compara el ritual exorcista como una batalla. Así que
buscando cierto paralelismo bélico, podríamos pensar que otra alianza “AUKUS”
ha llegado, esta vez en forma de película o batalla cultural, como tantas otras
veces. Otra vez el imperialismo protestante contra el catolicismo, y de paso
gotitas de perfume negrolegendario e hispanófobo. Una película idónea para
consumo y gusto anglosajón (WASP) y para los sumisos culturales del mundo
hispano acomplejado, y sucedáneos. Si el imperio español lo que enviaba en su
época eran misioneros jesuítas, franciscanos, dominicos… ahora el imperio
“AUKUS” del siglo XXI y afines lo que nos mandan son hispanistas, directores de
cine Hollywood, publicaciones varias y documentales de tv., premios y dádivas
en universidades de su cuerda o asistencias a congresos y seminarios como
profesores agregados o conferenciantes a modo de prebendas, ONGs salvíficas…
para que nos evangelicen y asumamos la doctrina de su “iglesia” y su ortodoxia.
Y quien se niegue a ser bautizado en sus dogmas será arrojado al nuevo infierno
de la cultura de la cancelación si fuese necesario, avalados siempre por su
inquisición mediática y económica. Nada nuevo bajo el sol de esta nueva reforma.
Así
que para concluir, diré que después de ver la película “El exorcista del Papa”
del director Julius Avery, pareciera que el diablo Asmodeo hubiera poseído el
guion cinematográfico en vez de a Henry, con la verdadera intención
manipuladora de poseer a los espectadores acríticos. La propia película
encierra un maligno cultural contra el que hay que estar alerta y preparado,
usando si fuera necesario incluso agua bendita o argumentos históricos, que es
lo que más exorciza a estas producciones adoctrinadoras y falsarias. Habrá que
seguir en la lucha por el relato y recordarle también a ellos que sus pecados
los alcanzarán, esperemos que sea más temprano que tarde.
Opiniones de un espectador
Custodio Tejada
10 de Junio de 2023