UN UNICORNIO FUERA DE SU TAPIZ de Ángel Olgoso. Por Custodio Tejada.
OPINIONES DE UN LECTOR.
UN
UNICORNIO FUERA DE SU TAPIZ de Ángel Olgoso. Entorno Gráfico Ediciones. 200
páginas. 44 textos mariposas lepidópteros presentados con olfato de alfiler
entomológico. Una compilación de textos varios o una miscelánea “de textos
publicados o leídos” que son presentados como un “libro-brújula”, por lo que
tiene de itinerario o viaje de descubrimiento, por lo que tiene de
intrahistoria biográfica y lectora. La portada prepara para “ver el prado donde
relincha el unicornio” o para ir de caza al mundo de la creatividad y la
fantasía. Podría leerse como unas memorias librescas o un diario de
acontecimientos. En
la sinopsis de la contraportada se nos orienta que “con libros como éste, Ángel
Olgoso, convierte los textos misceláneos en una de las bellas artes”. Podemos
entender esta publicación mucho mejor si la pensamos como un ponerse al día
para ir dejando su obra completa en ciernes.
Decía
Borges que “el equilibrio entre la respiración y la frase, la lectura y la
escritura son de los pocos goces verdaderos de este mundo”. Cuando unos autores
se empeñan en hacerte leer unos libros suyos en vez de otros, es porque quizá
ellos también se han fijado en ti como lector, te han analizado y te han
elegido con una idea preconcebida que encierra algún tipo de afinidad o, al
menos, un curioso interés. Y es que como dice Ángel Olgoso, todos los que
escribimos lo hacemos con la “intención de engatusar al lector”, unos con más
éxito que otros, está claro.
Ser
un cazador furtivo permite ver el coto desde otras perspectivas y con otros
intereses. Quien no vive ni se dedica a la crítica literaria de forma oficial
tiene algo de crítico furtivo, y por
tanto, también de cazador aficionado. Cuando opinamos sobre algo que nos ha
gustado, o no, ya sea un libro, un cuadro, una película o lo que sea, lo que
realmente pretendemos es compartir ese momento glorioso que nos ha regalado la
obra de arte en cuestión, y por añadidura, el artista que hay detrás. Un
crítico tiene algo de cazador taxidermista, y en este libro Ángel Olgoso ejerce
mucho de crítico. Pero ¿cuánto influye lo que escribimos en el prestigio de una
obra o de un autor, y en las ventas de ese libro, por ejemplo? La verdad, creo
yo, y dependiendo del canal que se utilice, es que poco o casi nada. Porque al
verdadero control del mercado no se le escapa ninguna tecla. Sin embargo,
seguimos nuestra inercia locuaz de lombrices que buscan la luz y no paramos de
opinar sobre todo. Quizá porque es la única manera de impedir que el espíritu
crítico muera en manos de los cazadores desaprensivos que solo ven la caza como
un negocio y nada más. En cualquier caso, hacerse con una buena pieza literaria
o artística reporta grandes emociones y placeres. Y eso es lo que nos muestra
Ángel Olgoso en estas páginas memorables, por lo que tienen de memoria, explicación
y testimonio.
Ya
el título, “Un unicornio fuera de su tapiz”, nos aventura el paralelismo que el
propio autor establece entre él y el unicornio, la de la poética de este libro
y el resto de su obra, engarzadas ambas, eso sí, a través de la imagen tan
fantástica del título. El autor no está en el relato, aunque después de leerlo
cualquiera diría que no está a gusto en el tapiz. La portada, con unicornio
incluido, predispone para afrontar la lectura de Ángel Olgoso como un maestro
de la fantasía y un lector singular con facultades de crítico patafísico y
literario. Un libro que nos permite conocer la biografía del autor desde un
matiz lector o cultural.
Si
tuviéramos que describir la mirada que experimenta el autor con esta
recopilación de textos repartidos por doquier que ahora se unen en forma de
libro, ésa es la de una visión caleidoscópica, intertextual y biográfica, por
lo que tiene de testimonio y confesión. El autor dice que escribe “relato a
relato hasta conseguir un acabado artefacto narrativo sin pensar que algún día
conformarán un libro”, y así también ha sido gestado éste.
En
la sinopsis de la contraportada se nos orienta que “con libros como éste, Ángel
Olgoso, convierte los textos misceláneos en una de las bellas artes”. Para el
autor “El lenguaje es la vida, no la cifra de la vida, sino la vida misma. Sin
lenguaje no hay nada. Su magia lo es todo: uno dice manzana y la manzana ya
cuelga del árbol o brilla entre los dedos. La potencia genésica y embaucadora
de las palabras es tal que puede convocar incluso la más pura belleza y el
horror más extremo”. Y además tiene “el convencimiento de que la literatura
solo ha de rendir vasallaje a la altura poética de su obra, de que el autor no
esté sujeto a otros límites que el juicio estético”. Cita que me recuerda las
últimas declaraciones de John Banville: “Solo me importa crear arte. Y eso es
lo que hace valiosa la literatura: que no importa nada más”. Y en esa
disyuntiva nos encontramos todos los escritores: ¿el arte por el arte o el arte
como arma?
En
“Un unicornio fuera de su tapiz” encontramos presentaciones de libros,
artículos de opinión para revistas, prólogos, crítica, ensayo, discursos,
poemas, entrevistas, eventos culturales, relaciones personales, anécdotas,
impresiones, opiniones… Lo mismo nos lleva del libro más curioso de su
biblioteca a la anécdota más selecta o al apunte más espejo. Es como si
quisiera fomentar en el lector una vocación detectivesca convirtiéndolo en
testigo de una parte de su biografía vital e intertextual, la de ser telonero
de otros escritores o artistas o la de ser protagonista invitado.
El autor, con precisión de entomólogo, va
presentando uno a uno sus textos mariposas, cuidadosamente pinchados en su
alfiler con un montaje en seco y alas extendidas. Los nombres aquí son
lepidópteros aglutinados en el “alcohol etílico” de esta edición entomológica.
El autor persona, con gran sentido del humor, se encarna en cada una de las
páginas escritas. Este volumen de Ángel es como un autodefinido o un
crucigrama, en el que se entrecruzan nombres como flechas. Todos ellos señalan
un camino biográfico, confluyen en los ojos y en la mirada lectora y amiga de
Ángel Olgoso. Así los nombres señalan como si fueran brújulas: Gregorio
Morales, Josefina Martos Peregrín, Santiago Caruso, Wenceslao-Carlos Lozano,
Antonio Sánchez Trigueros, Marina Tapia, Carlos Almira, Miguel Arnas Coronado,
José Luis Martínez-Dueñas, Carlos Edmundo de Ory, José Vicente Pascual… También
Boris Vian, Kafka… Flechas que se hacen pisadas o itinerarios, y así podemos
imaginar al autor yendo y viniendo de presentaciones de libros a exposiciones o
a recepciones de premios, y de lecturas a escrituras o para echar una carta,
acudiendo a la Academia de Buenas letras vestido con chaqué o imaginando
entremedias el refrigerio que hay después de esas actividades. Y es que en sus
páginas el autor deja un reguero de miguitas de pan para que sigamos el rastro
de su quehacer literario, y su genealogía familiar lectora al presentarnos a su
abuelo Edgar, su padre Franz y una legión de titos.
Un
viaje, claro que este libro es un viaje. Por su entorno y por su quehacer
cotidiano, Imaginemos este libro como un paseo, en el que vamos agarrados de la
sombra y de la mano de Ángel Olgoso, mientras nos habla y nos seduce con su
conversación. Imagino al escritor salir del portal de su casa y caminar por las
calles de Granada para ir de un sitio a otro. Cierro los ojos y veo su silueta
de pistolero rubio y patafísico, ejemplo vivo del western literario granadino,
cruzar por los pasos de peatones en busca de algún duelo tertulia. Así nos
lleva del Palacio de Bibataubín al Centro Cultural Caja Granada, a la
Biblioteca de Andalucía, a la terraza del Café Fútbol, Centro Artístico, Feria
del Libro, Librería Ubú, Paraninfo de la
Facultad de Derecho, Academia de Buenas letras, Fundación Andaluza de la
Prensa, Palacio de los Condes de Gabia, Librería Picasso, IES Pedro Soto de
Rojas, Museo Casa de los Tiros…
En
Cuentos Medulares, publicado en Quimera y aquí en la página 49, deja su parecer
sobre relato y novela, donde confiesa que a veces tiene “la sensación de
escribir visiones en lugar de contar sueños”. En el texto “Cúllar Vega. Una
evocación.” homenajea a sus orígenes y la memoria de su corazón. Porque el
pueblo de cada uno siempre habita en la caja negra de las emociones y los
sentimientos. En la Presentación de El menor espectáculo del mundo deja diez
razones por las que odia a Félix J. Palma que son un alegato maravilloso del
sentido del humor y de la amistad. Y es que en este libro descubrimos a un
Ángel Olgoso, maestro alquimista, que es capaz de transmutar el odio en amor, y
el amor en oro, hasta el punto de convertir el halago en un rasgo crítico
distintivo y divertido. Leyendo sus otros libros conocemos al autor o el
escritor que es, con toda la imaginación a su alcance, pero aquí, en este
unicornio y su miscelánea de textos a quien conocemos es a la persona que hay
detrás del nombre, nos deja entrever sus miradas más íntimas y personales, con toda
la realidad testimonial de sus ojos y pensamientos. De este libro podríamos decir
que es un manual de amistad y admiración, un diario de apuntes bio-bibliógraficos
de gran importancia intrahistórica.
En
“Un unicornio fuera de su tapiz” nos encontramos “el veneno de la realidad”,
aunque al leerlo descubrimos que también nos proporciona “el antídoto”. Un
conjunto de textos que le sirven para expresarse, que nos ayudan a conocerlo
desde la otra orilla, que valen como una especie de poética o más bien una retórica
de su modus operandi como cuentista o
lector, especialmente si nos detenemos en la valiosa entrevista realizada por
Miguel Ángel Muñoz para “El Síndrome Chéjov”. Ángel Olgoso manifiesta que “toda
coartada de la retórica resulta lícita si un autor utiliza sus recursos para
que la fricción entre esas dos piedras –la del autor y la del lector– acabe
prendiendo un fuego placentero, confortador, excelso, sagrado”. Y aunque “se
puede ser sin ser percibido” –como le dice Ángel a Miguel Ángel Muñoz, la escritura
de Ángel Olgoso certifica que estamos
ante un autor que sin lugar a dudas merece ser percibido y leído más y mejor.
Es mi opinión.
http://custodiotejada.blogspot.com/
OPINIONES
DE UN LECTOR
Custodio
Tejada
2
de Julio de 2023.
En Granada Costa
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En Todoliteratura