MANUAL
DE JARDINERÍA (PARA GENTE SIN JARDÍN) de Daniel Monedero
Editorial
Relee. 167 páginas. 3ª Edición.
“…saqué el libro de la mochila y metí la cabeza
dentro de él como si lo hiciera dentro de un león de papel, esperando a ser
devorado o qué” se nos dice en la página 106 de este Manual de jardinería.
Igual me acerqué yo a este libro de relatos, expectante, tengo que reconocerlo.
Aunque me parecía de entrada, por el título lo digo, algo estrambótico y
paradójico, o cuanto menos discordante, ahora pienso que he ahí lo atractivo y
lo acertado. Conforme me fui adentrando en su espesura, el curioso que hay en
mí se tornó en un entusiasta, en un admirador de la escritura de Daniel
Monedero. Todo un descubrimiento. Nos encontramos con un autor que es al mismo
tiempo un cuentista, un narrador con alma de poeta y un excelente aforista.
“Llamadme Mississippi o Manual de jardinería” son dos grandes relatos (entre
otros) que deseas que nunca terminen, y que cuando los acabas te dejan una
persistencia en el paladar como el buen vino.
¿Qué
es un libro sino un viaje, qué es un libro sino una maleta? “Las maletas tienen
su propia respiración… Cada una posee su propio ritmo cardiaco, su diástole y
su sístole particular.”-nos dice en la página 106. Igual que los libros, que muchas veces nos
hacen la respiración boca a boca y nos salvan la vida, y otras nos soplan como
una brisa placentera mientras nos entretienen de la vulgar monotonía. Y es que Daniel Monedero no se conforma con
poco, porque con su escritura está “cambiando el orden del universo” (página
110). Y quizá lo más reseñable que consigue, es que al lector siempre le
chirríen los zapatos al caminar, al leer, en el contexto del relato o fuera del
mismo (página 119). En sus cuentos, tan sugerentes, “lo que hay define tanto
como lo que falta” (página 107). Consigue crear en sus relatos un ambiente
lleno de sinestesias, donde como vasos comunicantes o universos paralelos, nos
lleva de un lugar a otro en un par de renglones, o de un párrafo al siguiente,
de un pensamiento con aroma de aforismo a una reflexión con acústica de poema,
del humor a la sátira, con una gran maestría.
“Hay una edad en la que es
fundamental tener un objeto de admiración cercano y tangible…”(página 137) y
ese objeto podría ser este libro por ejemplo, si no dispones de otros pasatiempos más excitantes. Y hay algo de
visionario fallido que puede ser un simple espejismo, ya que se dice en la
página 149 “escribo libros que no se venden”; pero eso puede cambiar en
cualquier momento. De hecho, Manual de Jardinería (para gente sin jardín) ya va
por la tercera edición.
Y es que cuando terminas de leer este
libro de Daniel Monedero, descubres que estás unido a él para siempre por el
hilo fuerte y antiguo (página 113) de la
buena literatura. Ya en el prólogo, Matías Candeira nos apunta que sospecha que
es un libro destinado al culto, y no se equivoca. Más aún, ¿por qué no pensar
que está ungido para ser un clásico? El tiempo dirá.
Custodio Tejada (Abril de 2017)