EL VUELO
El taxi dio demasiadas vueltas
para llevarme al aeropuerto. Llegué con la hora justa para tomar el vuelo.
Incluso las azafatas tuvieron que ayudarme a colocar el equipaje de mano en los
compartimentos superiores. Como un elefante en una cacharrería fui chocando con
los reposabrazos de los asientos y con algunas manos de pasajeros hasta que encontré
mi sitio al fondo del aparato. Me puse rápidamente el cinturón de seguridad y
le pedí un vaso de agua a la primera azafata que se acercó a mí para
preguntarme si estaba cómodo. Coloqué una pequeña almohada detrás de mi nuca y
me quedé dormido. Entresueños oí una voz
que me decía: “Señor, hoy no va a salir ningún avión” e inmediatamente me
desperté en la sala de embarque de un aeropuerto alemán esperando el vuelo que
había sido anulado hasta nueva orden por culpa del volcán islandés Grimsvötn.
Autor: Custodio Tejada