“EL MILAGRO DE LAS ROSAS”, “LA FUENTE ESCONDIDA” y “UN PASEO POR ÍTRABO Y SU HISTORIA” de Marcelino Arellano Alabarces. Por Custodio Tejada
“EL
MILAGRO DE LAS ROSAS”, “LA FUENTE ESCONDIDA” y “UN PASEO POR ÍTRABO Y SU
HISTORIA” de Marcelino Arellano Alabarces. Tres libros: novela, poesía e
intrahistoria, respectivamente (150, 182 y 116 páginas). Todos publicados en la
Editorial Granada Club Selección - Granada Costa, años 2023-2024, y presentados
el día 6 de abril de 2024 en Ítrabo, Granada. Un claro ejemplo de autor
prolífico. La novelita, con un toque naif, te sorprenderá. No solo de obras
maestras vive el lector. El cementerio de los olvidos está lleno de libros que
no tuvieron el reconocimiento que merecían, otros hay que reconocer que tanta
paz llevaron como dejaron. Para leer un libro no hace falta que sea el mejor ni
el más recomendado. Un lector no es un cazatesoros.
En
esta era de los ecos en la que vivimos y donde lo que no interesa lo
convertimos en bulo y lo políticamente correcto lo transformamos en dogma, leo
en el muro de Facebook de Justo Sotelo que decía el profesor universitario,
escritor y crítico literario Santos Alonso: “No me gusta el mercantilismo de
las grandes editoriales ni las novelas –digestivas-, en el sentido de que se
comen, se digieren y se evacúan. ¿Es que la calidad de una obra se cifra en su
número de ventas?” Y yo hablaría también de la utilidad de los libros. Hay
lecturas que en un momento dado, independientemente de su calidad literaria,
son útiles al lector por impensables circunstancias que le vienen como anillo a
un dedo. Y eso solo se descubre cuando se lee. Si solo leemos lo que nos
recomiendan como “excelente y mayúsculo” nos perderemos muchas sorpresas
lectoras y quizá estemos siendo engañados en bastantes ocasiones. Más vale caer
en gracia que ser gracioso o pertenecer a un grupo que ser un autor solitario.
En el camino del canon y los “best
sellers” hay muchos intereses creados, incluso puede que hasta algún
espejismo. El paseo que se sale del camino trazado a veces resulta apasionante,
es cierto que otras puede ser un desastre. Los lectores tenemos que asumir
riesgos, aunque nos equivoquemos.
Hoy nos convoca y nos reúne aquí, en esta opinión
lectora, un autor como Marcelino Arellano Alabarces, un hijo ilustre de Ítrabo,
un pueblo de la Costa Tropical granadina, que salió en su adolescencia para
buscarse la vida como tantos hijos de Andalucía, pero que vuelve a su patria
chica cada vez que puede, porque lleva a Ítrabo en lo más profundo de su
corazón. Si algo diferencia a los seres humanos de otros seres vivos es que al
primero le gusta vivir en el lenguaje, momificarse en la palabra, habitar las
páginas escritas, recorrer el camino de tinta que son los renglones. Y ése es
el hábitat que ha elegido Marcelino Arellano para existir y perdurar, unas
veces en el ecosistema de la poesía, otras en el ecosistema de la novela, otras
en el relato, el artículo e incluso en la intrahistoria, pero siempre en torno
a la literatura como método o manual de supervivencia, como un crossover o todoterreno literario. Podría decirse que la poética de Marcelino es
una poética de testimonio, por lo que tiene de testigo y por lo que guarda de
memoria individual y colectiva. A Marcelino podríamos inscribirlo entre ese
tipo de autores que llamamos prolíficos. De hecho, cuando me pidió que le
presentara en su pueblo, me remitió dos ejemplares, una novelita “El milagro de
las rosas” y un poemario “La fuente escondida”, y me dijo que para esa fecha
estaría publicado también “Un paseo por Ítrabo y su historia”. Un hat trick literario, una presentación en
cadena. Ese es Marcelino, un ser que se
hace palabra sin descanso, en avalancha, como un torrente impetuoso.
Dice Antonio Muñoz Molina que la novela corta es tal vez
la modalidad narrativa en la que mejor resplandece la maestría, pues en ella se
encuentran “a la vez la intensidad y la unidad de lectura del cuento y la
amplitud interior de la novela”. Ni yo soy quién ni me corresponde a mí apuntar
si es o no una obra maestra o mayúscula “El milagro de las rosas”, pero sí os
puedo asegurar con mi opinión de lector, y así lo comparto, que es una historia
que no te dejará indiferente, de lectura amena y rápida, entretenida y
emocionante, como si de una literatura o novela naif se tratara. Es importante
advertir que no solo de obras maestras vive el lector. Me he sentido a gusto
leyéndola y me ha gustado. Por supuesto que no voy a hacer “espoiler” o destriparla, pero sí
intentaré motivaros y acrecentar vuestro interés por la lectura de “El milagro
de las rosas”. El autor nos transporta a la Guerra de la Independencia y a la
lucha contra el francés. Refleja un momento de nuestro pasado que va más allá
de lo histórico para refugiarse en lo emocional. Su argumento te cautivará por lo
sorprendente del resultado. En ella encontraremos amor, venganza,
remordimientos, mucha acción, orgullo, honor, bondad, fe, justicia… muchas
emociones y un milagro lleno de rosales, todos los ingredientes para pasar un
rato fabuloso y fantástico nunca mejor dicho. Con un personaje protagonista
como es Luisillo que, evoluciona sorprendentemente a lo largo de la novela. Es
una historia bien hilvanada y cosida que enternecerá vuestro pecho lector, y al
terminar su lectura comprobaréis que “una ardilla corriendo trepará por el
tronco de un pino” y por esta opinión lectora, sin otra pretensión más sublime que
la de haber pasado una buena tarde.
“El
milagro de las rosas”, con 150 páginas y XIV capítulos, es una novela corta,
una novelita con un argumento muy condensado, con un tempo rápido y diálogos
vivos, fechada sobre 1810, con el marco de fondo de la invasión francesa de
España por parte de las tropas napoleónicas, nos plantea una trama que nos
sorprenderá conforme vayamos avanzando en su lectura, con diálogos que nos introducen
en aquella época convulsa. El narrador cumple con su papel de testigo y permite
que sea el diálogo de los propios personajes el que dé la amenidad lectora y
permita que evolucione el argumento. El propio autor me dice por teléfono que
“ha buscado acercarse a la sencillez a través de los diálogos”. Todo transcurre
en Bienestar del Río, que es como se llama el pueblo donde viven los personajes:
Don Jacinto el cura, Nicómedes el sacristán, Indalecio Malapata el ventero, el
matrimonio Gonsalves, Dolores la madre de Luisillo, el comandante Antoine, el
teniente Lope, el corregidor Práxedes Jiménez de Tejada, Frascuelo y su
partida, Eusebio Carrascosa y su esposa Mercedes Utrillas, sus hijas Marina y
Herminia, el arzobispo… etcétera. La idea principal o el leit motiv de la obra podríamos decir que es el arrepentimiento y
la expiación. La primera parte de la novela se presenta como una novela de
aventuras y acción, que pareciera histórica (aunque es una historia inventada
por el autor), y acaba siendo casi una novela fantástica que recuerda aquellas
novelillas antiguas que contaban la vida, obra y milagros de los santos. Pasarán
un rato entretenido con su lectura. Algunas erratas se habrían subsanado con
una mejor corrección en las galeradas.
Respecto a su poemario: “La fuente escondida”, decir que,
son 182 páginas y 97 poemas, más dos conjuntos de frases o aforismos llenos de
emociones y sentimientos. La temática principal o la piedra angular de su
poética son el amor y el desamor. Como nos dice Carmen Carrasco en su prólogo: “La
fuente escondida” en su primera parte “es un compendio de versos libres
generalizando temas tan atractivos como la naturaleza, los ríos, las fuentes,
su pueblo, al que el autor canta con amor, pero sin chauvinismo, a las rosas, a
su infancia, a las costumbres… y en la segunda parte del libro… unas frases muy
acertadas que, de seguro, harán pensar y reflexionar al lector”. En cuanto a
“Un paseo por Ítrabo y su historia” nos esperan 116 páginas de intrahistoria,
con fotografías, anécdotas y recuerdos que el autor ha ido recopilando de su
pueblo y que ha escrito como una especie de ofrenda a sus paisanos y a su
origen. El autor, Marcelino Arellano, sabe de dónde viene y por eso no teme
adónde la vida lo lleve.
Para concluir quiero
citar al protagonista Luisillo que con su olor a rosas dice en la página 113 de
la novelita: “Déjalos que toquen mi hábito, si eso les da consuelo. La fe hace
milagros”, y yo os digo que lean y toquen esos libros que no tienen tanta
prensa ni reseñas o halagos, que son casi invisibles, que también os darán
consuelo y entretenimiento, porque la lectura también hace milagros y sorprende
donde menos lo esperas. No solo de obras maestras vive el lector. El cementerio
de los olvidos está lleno de libros que no tuvieron el reconocimiento que
merecían, otros hay que reconocer que tanta paz llevaron como dejaron. Para
leer un libro no hace falta que sea el mejor ni el más recomendado. Un lector
no es un cazatesoros. Todos los libros tienen algo singular dentro que merece
la pena ser descubierto. Os invito a que seáis aventureros y a que remontéis el
Amazonas de las carteleras, los listados, las estanterías y los suplementos
literarios para buscar otras alegrías lectoras, aunque no sean los cien mejores
libros de la historia.
Opiniones de un lector.
Custodio Tejada.
6 de abril de 2024
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En Granada Costa