domingo, 30 de abril de 2017

LA ACÚSTICA DE LOS IGLÚS de Almudena Sánchez

LA ACÚSTICA DE LOS IGLÚS de Almudena Sánchez



LA ACÚSTICA DE LOS IGLÚS de Almudena Sánchez.
Editorial Caballo de Troya. 155 páginas.

Como una tela de araña o un mapa de constelaciones, la portada de La acústica de los iglús, de Almudena Sánchez, te invita a que abras el libro y lo devores con la intención recíproca de inyectarte una buena dosis de sensibilidad y emociones varias. No es un iglú vacío o hueco, sino un hogar habitado por personajes curiosos y a veces extraños. Es un iglú con acústica de auditorio, con aspecto de crucero y velocidad de iceberg que nos adentra en la matemática de la vida más ingenua y nos introduce en el destello del relámpago, para transformar desde ahí lo cotidiano en algo nuevo, al ofrecernos otros puntos de vista y otros enfoques. “Una crece y está necesitada de relámpagos” se nos dice en la página 150, y eso es lo que ha conseguido Almudena con su primer libro de relatos: un flash que deja sabor a madrugada y a lágrima fresca. Y es que abrir las páginas de este libro, en alguna medida, es encontrarse en el instante preciso ante el espectáculo perfecto: un eclipse (página 110). Porque hila muy bien la prosa, de una manera finísima, íntima, especial (página 113).
            Nos dice la autora en la página 85: “En el arte pasa eso, que las personas se transforman, sufren extrañas mutaciones”. Lo mismo pasa cuando leemos un libro, en  unos más que en otros, es cierto. Y no voy a jalear a Almudena, porque “los aplausos han perdido toda su credibilidad” -nos dice en la página 84- y máxime en este mundo tan mediático, añado; pero sí le animo a seguir por el camino trazado. Yo solamente digo que: “La música (que proyecta este libro) tiene algo evangelizador que no sabría explicar” (página 81), tiene algo adictivo.
                        ¿Nadie echó en falta mi perfume? –dice en la página 138. ¿Cómo no vamos a echar en falta su perfume? Al llegar a la última página y cerrar el libro su olor sigue aleteando en mi mente. Ya veremos con qué música nos sorprende en su siguiente libro, “porque en la vida no nos queda otra que esperar momentos” -nos dice en la página 144. En el caso de Almudena, su momento ha llegado y aunque no ha hecho nada más que empezar, ya va camino hacia los confines del universo, con vuelo de búmeran o teleférico; pero tejiendo con hilos de oro. Según mi parecer de lector.

Custodio Tejada
28 de abril de 2017
Opiniones de lector




sábado, 29 de abril de 2017

FLG 2017

FLG 2017 (del 21 al 30 de abril)

martes, 18 de abril de 2017

MANUAL DE JARDINERÍA (PARA GENTE SIN JARDÍN) de Daniel Monedero

MANUAL DE JARDINERÍA (PARA GENTE SIN JARDÍN) DE DANIEL MONEDERO


MANUAL DE JARDINERÍA (PARA GENTE SIN JARDÍN) de Daniel Monedero
Editorial Relee. 167 páginas. 3ª Edición.

“…saqué el libro de la mochila y metí la cabeza dentro de él como si lo hiciera dentro de un león de papel, esperando a ser devorado o qué” se nos dice en la página 106 de este Manual de jardinería. Igual me acerqué yo a este libro de relatos, expectante, tengo que reconocerlo. Aunque me parecía de entrada, por el título lo digo, algo estrambótico y paradójico, o cuanto menos discordante, ahora pienso que he ahí lo atractivo y lo acertado. Conforme me fui adentrando en su espesura, el curioso que hay en mí se tornó en un entusiasta, en un admirador de la escritura de Daniel Monedero. Todo un descubrimiento. Nos encontramos con un autor que es al mismo tiempo un cuentista, un narrador con alma de poeta y un excelente aforista. “Llamadme Mississippi o Manual de jardinería” son dos grandes relatos (entre otros) que deseas que nunca terminen, y que cuando los acabas te dejan una persistencia en el paladar como el buen vino.

                        ¿Qué es un libro sino un viaje, qué es un libro sino una maleta? “Las maletas tienen su propia respiración… Cada una posee su propio ritmo cardiaco, su diástole y su sístole particular.”-nos dice en la página 106.  Igual que los libros, que muchas veces nos hacen la respiración boca a boca y nos salvan la vida, y otras nos soplan como una brisa placentera mientras nos entretienen de la vulgar monotonía.  Y es que Daniel Monedero no se conforma con poco, porque con su escritura está “cambiando el orden del universo” (página 110). Y quizá lo más reseñable que consigue, es que al lector siempre le chirríen los zapatos al caminar, al leer, en el contexto del relato o fuera del mismo (página 119). En sus cuentos, tan sugerentes, “lo que hay define tanto como lo que falta” (página 107). Consigue crear en sus relatos un ambiente lleno de sinestesias, donde como vasos comunicantes o universos paralelos, nos lleva de un lugar a otro en un par de renglones, o de un párrafo al siguiente, de un pensamiento con aroma de aforismo a una reflexión con acústica de poema, del humor a la sátira, con una gran maestría.

            “Hay una edad en la que es fundamental tener un objeto de admiración cercano y tangible…”(página 137) y ese objeto podría ser este libro por ejemplo, si no dispones de otros  pasatiempos más excitantes. Y hay algo de visionario fallido que puede ser un simple espejismo, ya que se dice en la página 149 “escribo libros que no se venden”; pero eso puede cambiar en cualquier momento. De hecho, Manual de Jardinería (para gente sin jardín) ya va por la tercera edición.

            Y es que cuando terminas de leer este libro de Daniel Monedero, descubres que estás unido a él para siempre por el hilo fuerte y antiguo  (página 113) de la buena literatura. Ya en el prólogo, Matías Candeira nos apunta que sospecha que es un libro destinado al culto, y no se equivoca. Más aún, ¿por qué no pensar que está ungido para ser un clásico? El tiempo dirá.


Custodio Tejada  (Abril de 2017)